Una parte relevante de la ciudad es poder llevar una buena gestión de la movilidad, y es que, cada vez son más diversos los medios que conforman estos escenarios.
Los municipios han estado animando ese necesario paso a moverse de manera sostenible, andando, patinando, montando en bicicleta… Un hecho positivo y necesario, pero que ha generado un conflicto entre los distintos usuarios de las vías.
Según el estudio “Nueva Movilidad Urbana y Seguridad Vial. Accidentalidad en la nueva cultura del desplazamiento” de la Fundación Línea Directa, los usuarios vulnerables constituyen el 80% de los fallecidos en ciudades. Siendo los más afectados en el ámbito de la seguridad, resulta esencial conocer e implantar estrategias que permitan revertir esta situación.
Este mismo estudio afirma que el auge del uso de bicicletas, patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal, junto a otros factores, han empeorado la accidentalidad en las zonas urbanas, incrementándose en un 42% de 2011 a 2019.
Las ciudades actuales engloban en un mismo entorno desde usuarios vulnerables – todos aquellos que no van en cabina, como peatones, bicicletas y patinetes eléctricos…- hasta vehículos pesados como camiones, furgonetas o autobuses urbanos.
Las flotas de gran tamaño afrontan en la actualidad mayores riesgos en sus trayectos. Ante tal incremento de micromovilidad sus puntos ciegos pasan a estar en el foco de atención, ya que suponen un riesgo dada la baja visibilidad de los usuarios más vulnerables.
Proteger a todos los actores de las ciudades es el objetivo de ayuntamientos e instituciones públicas. Por eso es necesario poder identificar estos puntos de riesgo y tomar medidas frente a ellos, logrando reducir la siniestralidad y obteniendo así, como resultado final, una convivencia óptima de la micromovilidad con los vehículos pesados.
Aplicar soluciones, es posible
Es sobre este escenario donde órganos públicos pueden dar el paso a incentivar soluciones en sus ciudades para tratar de evitar y reducir los siniestros.
Pero muchos se preguntarán, ¿Cómo? Con ayuda de Sistemas ADAS.
Sistemas ADAS
Los Sistemas de Ayuda a la Conducción permiten mediante sensores avanzados y con la aplicación de inteligencia artificial mejorar la percepción del entorno de circulación sin generar distracciones, analizando también los riesgos y situaciones de peligro que rodean al vehículo. Este sistema puede ser implantado en todo tipo de vehículos, pero, sobre todo, en aquellos con más riesgo, como los autobuses o camiones.
La decisión de reducir el riesgo de las ciudades reside en los ayuntamientos, pero no siempre es fácil tomar la decisión adecuada. Sistemas como éste han estado implementándose en distintas localidades españolas con unos resultados muy positivos.
Ciudades como Zaragoza o Barcelona ya se han decidido a dar el paso a esta nueva realidad e implantar estos sistemas en sus vehículos públicos. Con el asentamiento de estas herramientas como ayuda a los conductores es posible lograr una mejora en el orden de la movilidad, haciéndola más segura para todos los ciudadanos.
Estas tecnologías son aplicables a múltiples servicios públicos, desde el transporte hasta la recogida de residuos, jardinería o distribución.
Ante una situación de riesgo el sistema emite un aviso al conductor, permitiéndole tener el tiempo suficiente para evitarlo o mitigar sus consecuencias. Es así como Sistemas ADAS como el Mobileye permite una asistencia personalizada a cada conductor, ayudando a mejorar el equilibrio entre los elementos de movilidad y permitiendo a su vez una reducción de las situaciones de peligro. Mobileye es líder en cuanto sistemas de ayuda a la conducción, siendo ya más de 15 millones los vehículos en circulación que cuentan con ésta.
Comentarios recientes